jeudi 20 juillet 2017

La que quisó "politicar". Olympe de Gouges, una mujer del siglo XXI



Si la mujer tiene el derecho de subir al cadalso, 
tiene tambien el derecho de subir a la tribuna.
Declaración de los derechos de la mujer. Art.X 


de Olivier Blanc
in Le Monde Diplomatique.

Maria-Olimpia de Gouges es una de las muy pocas mujeres de la historia antigua ejecutada por haber publicado escritos políticos. Sin embargo, a esa mujer comprometida, bella figura humanista que illumina el final del siglo XVIII, se ha redescubierto hace muy poco como precursora en la historia de las ideas. De hecho, sigue siendo una figura excepcional no solo por su largo compromiso político, sino tambien por sus posiciones vanguardistas valorosamente expuestas sobre la condición de los negros y de las mujeres. Hubo que esperar el período posterior a la segunda guerra mundial para que las grandes cuestiones sociales sobre las mujeres, el racismo y las minorias se planteen con más intensidad y que el recuerdo trágico de O. de Gouges sea puesto de relieve. 

A lo largo de los diez años que precedieron su muerte, compusó unas veinte obras de teatro sobre temas sociales o sobre la actualidad política. Puestas en escena, algunas obras fueron un éxito, otras un fracaso. Fue autora tambien de un cuento "oriental", de dos o tres novelas y de una gran cantidad de ensayos políticos — peticiones, boletos, afiches — que al final le costaron la vida. 

Muy comprometida en la vida pública puesto que los temas de sus obras tenian que ver con la actualidad política o eran polémicos — como la cuestión de la abolición de la venta de esclavos negros — O. de Gouges tuvo que soportar en su tiempo violentas críticas de la "mayoria moral" quien consideraba que la maternidad, el aseo de la casa y la educación de los hijos tenian que ser los temas exclusivos de la creatividad y de la actividad de las mujeres.

Pertenecia entonces a una sensibilidad minoritaria cuando se metia con lo más "caliente" de la actualidad política, en una época donde las mujeres emprendedoras tenian que "respectarse" y quedarse "en los contornos de la decencia" limitándose a la esfera literaria novelesca o animando un "bureau d'esprit".

O. de Gouges, cuyo nombre aparecia en los afiches de propaganda política, dió la nota durante el proceso de Luis XVI donde se propusó para defender al monarca depuesto, dando a conocer su aversión por la pena de muerte. Luego se le culpó de ser cómplice de los diputados girondinos que defendió con determinación en una carta a la Convención, el 9 de junio de 1793, una semana despues de su prohibición y arresto. Bien se sabe que la corriente del pensamiento liberal y humanista a la cual pertenecian (como ella) los Amigos de los Negros y los amigos de las mujeres, fue barrida con el Terror.

Desde luego se conoce que los vencedores son los que escriben la historia y parece que, en el caso de O. de Gouges, ejecutada tres dias despues de los Girondinos, la posteridad se acordó del procurador de la Comuna Pierre Gaspard Chaumette, montañero que pretendió expresarse en nombre de la "Naturaleza" : "Recuerden esa peleadora, esa mujer-hombre, esa Olympe de Gouges descarada que quiso politicar y cometió crimenes... Todos esos seres inmorales fueron aniquilados con el hierro vengativo de las leyes!". Dirigiendose con demagogia a las republicanas, añadió : Y ustedes quisieran imitarles? ¡No!¡Claro que no! No se sentirian dignas de ser estimadas al dejar de ser lo que la Naturaleza quiere que fueran. Nosotros queremos que las mujeres se respeten, ¡Por eso vamos a obligarlas a respetarse ellas mismas!".

Una pasión por el teatro

Condenada a muerte el 3 de noviembre de 1793, ella habia de una cierta manera profetizado su fallecimiento en una artículo célebre sobre la tribuna y el cadalso publicado en su Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana (1791) y formuló tambien el nuevo estatuto de la mujer con mucha lucidez: "Antes, las mujeres del Antiguo Régimen estaban respectadas y menospreciables, pero despues de la Revolución, se han vuelto respectables y menospreciadas".

Nacida en el Quercy en 1748, en la ciudad de Montauban, Maria Gouze enviudó a los 20 años. Debido a un concurso de circunstancias y a sus altas ambiciones, fue recibida en la sociedad artística e intelectual del París de las Luces.  Allí, se dió a conocer con el nombre de Olympe de Gouges, relacionándose con escritores, filósofos, científicos, mecenas y colecionistas, mujeres ilustradas, artistas, y sobre todo comediantes. Su pasión por el teatro la encaminó desde 1778 a consagrarse totalmente a este arte como autora dramática. En la Comédie Française por regla general, desde Molière, la tradición permitia expresarse con sutilesa sobre algunos temas sensibles siempre y cuando los códigos de la decencia fueran respetados y el propósito moral alcanzado.

Así es como, en la casa de la marquesa de Montesson que tenia un teatro dirigido por el Chevalier de Saint-Georges, hijo mestizo de un rico hacendado y de su esclava de origen africano, O. de Gouges hizo una lectura privada en 1782 de una de sus obras sobre los horrores  de la trata de esclavos de las colonias — en ese entonces solo se podia hablar con medias palabras de "injusticia". Madame de Montesson que tenia mucha influencia después de su matrimonio morganático con el duc d'Orléans, padre del que fuera Felipe Igualdad, recomendó la autora en la Comédie Française y la obra fue inscrita en el repertorio. Pero despues de un tiempo de reflexión, se dieron cuenta que este "drama indio" representaba una critica de la trata, fuente de beneficios considerables.

Habiendo denunciado "el injusto interés de los Blancos — o sea el Código negro — O. de Gouges manifestó ruidosa y arriesgadamente su despecho al ver su obra relegada en el olvido. La amenazaron de encarcelación en la Bastilla por orden real y empezó así su compromiso político. De 1785 hasta su muerte, publicó sin cesar sobre todos los temas que le parecian importantes. Primero con cautela debido al "despotismo ministerial" como solía decir, dió rienda suelta a su entusiasmo sincero con la supresión de la censura en 1789.

Durante el antiguo regimen, se expresó sobre todo en los prefacios de sus obras de teatro, con la temática de los presos endeudados (El hombre generoso) o la vestición impuesta a las jóvenes católicas, tradición que les privaba de libertad para toda su vida. Tambien se interesa a los niños nacidos fuera del matrimonio y privados de derechos, a las personas necesitadas y ¡Claro! a las mujeres y al matrimonio religioso — sepulcro del amor y de la confianza —  proponiendo su reemplazo por un contrato civil equitativo que tomé en consideración las inclinaciones naturales de los socios a contractar relaciones extramatrimoniales.

Una propagandista convencida

En algunos escritos como sus conmovedoras Observaciones sobre los hombres negros (1788) o en La Felicidad primitiva del hombre (1789), retoma por cuenta propia las tesis de Rousseau sobre la naturaleza considerada como buena, bella y respectable — siendo ella misma hija natural, se consideraba "hija de la naturaleza". Inspirada por las Luces y la Razón, construyó una obra original, con ideas novedoras e ingeniosas que comparaba a diamantes en bruto. De hecho su obra se caracteriza por una cierta debilidad en el estilo y una falta de trabajo de escritura, tarea que dejaba a sus secretarias. Como a la mayoria de sus compatriotas, hasta los literatos, a ella le repugnaba escribir ella-misma. Pero el dictado tiene inconvenientes si no se hace una buena relectura.

En sus obras teatrales del tiempo de la Revolución y en todos los escritos posteriores a 1789 — a los cuales hay que añadir su Carta al pueblo y sus Observaciones patrioticas de 1788 —, ha intentado con frecuencia crear movimientos de opinión. Los términos "panfletária" o "propagandista" le convienen bien. Su modo de expresión invariable ha sido el folleto clásico, de cuatro hasta unas cincuenta páginas como sus Cartas al rey y a la reina o El Espiritú francès. En 1792 y 1793 para aumentar la difusión de sus ideas, lanzó unas campañas de afiches sobre los eventos políticos importantes como la guerra, la reconciliación nacional, el auge de la dictadura montañera, el proceso de Louis Capet o la libertad de expresión, retomando este tema en su último escrito desde la carcel: Una patriota perseguida.

Hasta hace muy poco, O. de Gouges no era conocida sino por algunos eruditos. Pero, en su tiempo, se expresó con mucha humanidad en un país donde aún era dominante el peso de los arcaismos procedentes de las tradiciones familiales y religiosas. Su uso de la palabra publica siempre fue arriesgada y no le faltaron ni las caricaturas ni las amenazas.

Con tanto calor

Sobre las cuestiones humanas, a menudo se ha preferido citar a sus contemporáneos, Condorcet y el Abbé Grégoire. Pero fue ese último que le rindió un primer homenaje al valor exemplar de O. de Gouges cuando dijo en 1808 que "ella ha sabido defender la causa de los negros desafortunados". Es correcto pues que hoy se rinda homenaje al bello coraje de O. de Gouges quien supó defender las causas humanas con tanto calor.

Olivier Blanc


Si encuentras un error de sintaxis, redacción u ortográfico en la traducción, selecciónalo y señalalo en los comentarios ¡Muchas gracias!






Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire